Ferlader
Casi al final del día, hemos parado la excavación. Los sonidos de nuestros picos fueron amortiguados por los gritos de guerra de nuestros compañeros y unos potentes gruñidos. Alguien nos atacaba en nuestra propia tierra. Alzamos nuestros picos y fuimos corriendo en su ayuda.
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El enemigo no recuerda a ninguna raza antes vista. Tienen la piel blanquecina y unos fuertes músculos. Van vestidos para la guerra. Son muy robustos, no tienen pelo en la cabeza y su enorme boca solo emite potentes rugidos. Son como bestias asesinas. Descuartizan a uno y van hacia el siguiente de los nuestros sin temor a la muerte. Pero he visto cómo se llevaban a dos mujeres. Una se revolvía mientras la arrastrada del pelo, la otra estaba inconsciente. Vollney ha tratado de rescatar a una de ellas, pero ha acabado con el cráneo partido en dos por un hacha.
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No sabemos cómo han entrado en la mina, pero nos han acorralado y nuestra muerte es próxima. Hemos conseguido ir hasta los túneles cercanos con nuestros picos en las manos para ayudar a defender el lugar, pero son demasiados y tremendamente fuertes. Nos hemos tenido que replegar hasta la ampliación del túnel en la que estábamos. No hay escapatoria posible. Pero volveremos a la Roca con las armas en las manos y llevándonos a la muerte al mayor número de ellos.
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Mis compañeros están retrocediendo, no podremos con ellos. Moriremos en la mina. Todos somos conscientes de ello. Pero lo haremos como guerreros. Nuestros gritos han comenzado a tapar a los suyos. Algunas de estas criaturas son más altas y fuertes que el resto. Uno de ellos ha matado a tres de los nuestros que lo tenían rodeado. Han muerto otros cuatro para darle muerte solo a uno de ellos. Son muy ágiles. Algunos van con escudos enormes. Tened precaución con estos. Atacad a larga distancia.
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Mi superior, Durtim, me dio la orden de escribir el suceso para que los enanos que lean esto sepan cual es nuestro enemigo y venguen nuestra muerte.
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Pronto llegará el combate hasta el final del túnel, donde me encuentro. No tenemos escudos para parar sus embestidas y nos superan en número. Desde aquí veo como algunas de esas criaturas arrastran a los moribundos hacia su bando. Desconocemos el por qué.
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Se escucha un potente rugido, casi bestial, proveniente del túnel cercano. Las criaturas aumentan el volumen de los gruñidos y nos atacan con más fuerza. El combate ha llegado hasta donde estoy. Es la hora. Recordad nuestra muerte. Acabad con ellos.
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Ferlader, de la casa Dirtel. 805 TE