Guardas Grises
La primera ruina llevaba ya 90 años causando estragos. El mundo estaba sumido en el caos. Un Dios se había levantado, perverso y corrompido. Los restantes dioses de Tevinter permanecían callados, escondidos. Todos los escritos que hemos recuperado de aquella época están llenos de desesperación porque todo el mundo creía, desde los arcontes más grandes hasta los esclavos más humildes, que el mundo tocaba a su fin.
En la fortaleza de Weisshaupt, en las desoladas Anderfels, se produjo un encuentro. Soldados del imperio, curtidos veteranos que en toda su vida no habían conocido más que una guerra desesperada, se reunieron. Cuando partieron de Weisshaupt, habían renunciado a su juramento para con el imperio. Ya no eran soldados: eran guardas grises.
Escudo de los Guardas Grises
Los guardas empezaron una campaña agresiva contra la ruina, contraatacando a los engendros tenebrosos, recuperando tierras que se daban por pérdidas. La ruina distaba mucho de acabar, pero sus victorias llamaron la atención y muy pronto recibieron la ayuda de todas las naciones de Thedas.
Guardas Grises montados en grifos luchando contra los engendros