Jizzu Krist
Hacia un frío especialmente gélido esa mañana, cuando el tambor sonó tres veces 1000 flechas volaron oscureciendo el cielo hacia los cientos de enemigos que formaban en hileras en frente de nuestras tropas. Otro toque y las tropas encabezadas por nuestro señor, Lord Krist avanzaron con las puntas de sus lanzas por delante. Entonces las tropas de ambos bandos chocaron en una orgía de sangre y horror.
Gritos, alaridos, espadas chocando, todos esos ruidos no impedían a Jizzu lanzar sus conjuros desde la primera línea de combate. Se jugaba mucho en esta batalla y no iba a permitir que nadie le impidiera ocupar el sitio que le pertenecía por derecho.
Parecía que la batalla ya estaba ganada cuando rayos de colores cegadores empezaron a chocar contra las tropas de Lord Krist. Sus hombres caían derribados al recibir cada impacto. Rápidamente Jizzu corrió hacia donde se encontraba Lato, y ambos desataron un torrente de magia que chocó en el aire irradiando tanta energía que la hierba que se encontraba entre ellos ardió.
Cuando acabó el combate entre los dos hechiceros, Lato yacía muerto en el suelo y todas las tropas se encontraban paralizadas, asombradas por el poder mágico. Entonces Lord Jizzu Krist chillo “Seguidme hasta la Sede, allí podré reclamar el poder que me corresponde tras la muerte de los magísters en el ritual”.
Y fue luchando batallas y engrosando su ejército, pero jamás imaginaría lo que le iba a ocurrir en la Sede.
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Fragmento de diario encontrado en los restos de la casa Krist.
Imperio de Tevinter, Minrathous, anyo 805 TE